Descripción:
La nostalgia del paladar se vive cuando el inmigrante extraña los sabores y los platos que cotidianamente consumía en su país de origen; en el escenario migratorio esta extrañeza por la alimentación resulta ser una tensión no sólo con su configuración del sabor o con su práctica alimentaria sino que es una tensión directamente ligada a la identidad del inmigrante. La alimentación es una construcción cultural aprendida durante la infancia por figuras determinantes como la madre, la abuela o el padre, que configuran el gusto hacia ciertos sabores, como consecuencia a elecciones de cada sociedad en su tarea por definir lo que es bueno para comer. Y esas elecciones culturales, definidas también por la oferta gastronómica del territorio, son las que consolidarán la identidad alimentaria de cada individuo.