Son casi 20 años desde el surgimiento del movimiento de graffiti en Pasto, un pequeño municipio al sur de Colombia, que al ser una ciudad de tradiciones culturales y artísticas muy arraigadas tiene como su fiesta insignia al Carnaval de Negros y Blancos, Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad desde el 2009; esto inevitablemente ha implicado que expresiones alternativas como el graffiti lleven largo tiempo relegadas y que no se les dé la misma atención ni reconocimiento que a las expresiones culturales y artísticas tradicionales. No obstante, en los últimos 5 años el graffiti, el muralismo callejero y otras expresiones gráficas alternativas empiezan a hacerse visibles y a insertarse en el campo cultural de la ciudad mediante una mixtura que llega a ser llamada “arte urbano” y, aunque se trate de las mismas prácticas que llevan mucho tiempo siendo parte del devenir de la ciudad, esta mixtura resulta ser más aceptada, mejor vista y comienza a ganar una gran fuerza en el contexto artístico y cultural de Pasto.