Cuando San Vicente de Paúl estableció la asociación de las señoras de la caridad, le dio por fundamento principal el amor para con nuestro señor Jesucristo y para con el prójimo. Sabía por una larga experiencia, que con aquellos dos móviles, no podía haber cosa, por ardua y difícil que fuese para la voluntad humana, sin que esa tuviese valor de emprenderla y llevarla a cabo; particularmente cuando se trataría de obras de Beneficencia, que tanto necesitan de generosidad, de paciencia, de humildad y constancia, virtudes cuyo manantial es aquel amor.