Este avance investigativo que denuncia violaciones sexuales grupales (VSG) perpetradas en Ecuador durante la década de los años 2000, es un esfuerzo por abrir paso a una reinterpretación feminista, que cuestiona los fundamentos heteronormados y las prácticas sexuales en una era en la que predomina el capitalismo neoliberal, el patriarcado y las practicas globalizadoras. A sabiendas que, estos hechos violentos se han legitimado social e históricamente por medio del silencio; se conciben hoy por hoy como sucesos excepcionales, gracias especialmente a los medios de comunicación tradicionales, quienes se han encargado no sólo de visibilizarlos sino de espectacularizarlos a través de discursos en contra de los derechos humanos, la ciudadanía y la autonomía sobre los cuerpos de las mujeres y los feminizados.