Descripción:
A fuerza de ser repetidas a la ligera, las palabras que expresan conceptos profundos se van degenerando, hasta convertirse en vocablos huecos y ambiguos. Así, llegan a ser caricaturas del pensamiento que les dio origen. Cuando esto sucede, la palabra deja de tener el mismo significado para todos los interlocutores y se vuelve un comodín, pues quiere decir una cosa para unos y otra, muy diferente, para los demás. La comunicación se convierte entonces en una maraña de vocablos de sentido incierto de los que es difícil, cuando no imposible, encontrar el significado. Esta distorsión de la palabra, consecuencia de su mal uso repetido, produce un efecto similar al ruido de las interferencias en la radio. El mensaje pasa; pero sus receptores no lo entienden, o lo interpretan mal.