En La Plaza del Carnaval y la Cultura en Pasto al suroccidente de Colombia se reafirma su historia de lo que anteriormente era ese lugar, es decir, una zona central de la ciudad; donde existen formas de ciudadanía que no son aceptadas por muchos de sus paisanos, además de negadas por una historia oficial. Estos habitantes de la ciudad que son marginados y a la vez están presentes y naturalizados en “estos espacios que configuran territorios a través de límites objetuales (esquinas, calles, casas, parques, etc.), márgenes culturales (comportamientos, lenguajes, actividades, etc.) y mundos anti-sociales (prostitución, droga, travestismo, delincuencia, etc.)” (White, White 2009). Esta situación está en configuración misma de la ciudad.