Descripción:
Somos hijos del sol, de la tierra, hijos del agua, somos vida. Estamos dotados de una base neuronal capaz de llevamos a formas de conocimiento impredecibles, hasta el punto que, debido al desarrollo de la ciencia y tecnología (robótica, telemática, cibernética) es posible experimentar la realidad virtual, y más aún, que la infinitud del universo sea aprehendida y trasladada al centro de la galaxia cotidiana, nuestra casa. Pero a la vez asumimos la finitud del planeta con desesperación, porque vemos que se deteriora y agotan sus recursos naturales debido a una práctica de explotación regida por una lógica y racionalidad económica, productiva y extractiva desquiciada e impuesta, que además genera impactos ambientales y sociales negativos, de carácter local, regional y global, en el peor de los casos irreversibles.