Descripción:
¿A qué se debe el creciente interés por lo que suele llamarse la cultura política? No se trata de un interés tan nuevo, por cierto. Conviene situar su origen en aquel fenómeno que hoy vuelve a estar estrechamente vinculado a nuestra preocupación: la modernidad. Una vez que es cuestionado el antiguo orden, fundado en una legitimidad divina, la sociedad ha de crear su normatividad a partir de ella misma. La Revolución Francesa, la Constitución de Cádiz y las revoluciones independentistas de América Latina marcan ese paso de un orden recibido a un orden producido. Desde entonces la soberanía popular se impondrá paulatinamente como el nuevo principio de legitimidad, más queda pendiente el problema organizativo: la categoría central de "pueblo" remite a una realidad social que desborda su institucionalización.