Descripción:
Señores:(*)
A fuerza de ser repetidas, parecen ya lugares comunes de la oratoria académica las protestas de gratitud con que el nuevo colega entra a la confraternidad literaria a la que ha sido llamado. Confieso que así lo he juzgado cuando he leído discursos de la naturaleza del presente; pero hoy, cuando me hallo en el caso de saludaros al entrar a este recinto, cuyas puertas me habéis franqueado generosos, y al encontrarme entre vosotros, beneméritos cultivadores de las letras patrias, honra de la sociedad por las prendas que os caracterizan, encuentro, Señores Académicos, que esas corteses expresiones de agradecimiento son la natural manifestación de una gratitud que despierta asombrada al considerar la alteza del premio y compararla con la escasez de los merecimientos que pudieran reclamarlo.
Habéis sido generosos conmigo, generosos en alto grado. Vosotros, que en la frente, coronada por la huella del trabajo, lleváis la ejecutoria de vuestro mérito, habéis extendido mano amiga a un joven que harto honrado se creía con llamarse vuestro discípulo, amigo y admirador; y, para que su reconocimiento llegara a la confusión, le habéis llamado a ocupar la silla que ha dejado vacante uno de los más preclaros ciudadanos de nuestra patria, el señor doctor don Francisco Javier Aguirre.