Descripción:
Sí, fastidian las advertencias preliminares. Suele haber cada prólogo que parece un manifiesto electoral o un programa gubernativo, en eso de ofrecer el oro y el moro al piadoso y complaciente lector, para salirse luego el autor del libro con un “aquí la puse y no parece”. Señor, pero ¿qué necesidad hay de declarar anticipadamente la intención que se tuvo al escribir tal o cual cosa, si ella ha de aparecer, luego, monda y lironda en el resto?