Para pagar una enorme deuda de caridad y gratitud, Justino Cornejo aceptó revisar los originales de este magnífico libro y corregir sus pruebas, con el máximo fervor a que lo obligaban los vínculos de amistad que lo unieron y seguirán uniéndolo al ilustre autor de Gramática Española, el señor don Gustavo Leines R., de quien recibió siempre el más generoso estímulo en su vida de aficionado a la lengua castellana. La revisión de unos originales, sean cuales fueren, tiene sus limitaciones, dentro de las cuales creo haber intervenido la persona a quien se encomendó labor tan honrosa como difícil: por mucho que en algún punto de esta obra el criterio del revisor no haya sido el de su amado maestro, las cosas han quedado como estuvieron.