Las negociaciones que actualmente se llevan a cabo entre el Ecuador y el Perú, en Washington, con el fin de solucionar el ya más que secular litigio territorial existente entre ambas Repúblicas hermanas, tienen como norma la ejecución del pacto que las dos Altas Partes acordaron en Quito, con este fin, el 21 de julio de 1924. Este documento es conocido con el nombre de “Protocolo Ponce–Castro Oyanguren”, por el de los negociadores que lo firmaron. Este pacto diplomático, que consagra la llamada fórmula mixta y está inspirado en amplios conceptos de concordia y equidad, contempla arreglos directos para la determinación de una línea de frontera, o siquiera para el reconocimiento de zonas de soberanía de los países en litigio, y, luego, un fallo arbitral del Presidente de los Estados Unidos de América sobre la zona o zonas en que las Altas Partes no hubieren podido ponerse de acuerdo. El arbitraje previsto es, pues, esencialmente parcial y, desde luego, eventual, ya que no habrá de verificarse si los dos Estados llegaren, por negociación directa, a la solución del problema que los ocupa.