Yo sé que en este mundo de llantos y de pena se extiende inextinguible la sombra del terror, y sé que perdurable y pesada es la cadena que arrastra a los mortales al vallo del dolor. Yo sé que este planeta muy rápido se lanza girando en sus alturas allá hacia la eternidad, y sé que en sus mansiones, donde luz y esperanza tremolan estandartes de horror y deslealtad. Yo sé que vive el hombre sumido en el quebranto, que liba en sus angustias amargo padecer, y sé que inagotable, frenético es el llanto que absorbe y aniquila la savia de su ser. Yo sé que en nuestras leyes los jueces la quebrantan con farsas inauditas que inventan con afán, y sé que existen sodres estúpidos que espantan, perversos magistrados tan malos cual Satán. Yo sé que a la ignorancia seduce el fanatismo, clavando en sus entrañas la hoz de seducción, y sé que la inclemencia tenaz, con el cinismo, en copos funerales nos brinda adicción.