Description:
Rompe el silencio el ritmo lejano; brotan claveles a través de la noche; una bella durmiente musita sus cantos ocultos, dispersos, perdidos.Fue en un mes de julio, el 10 de julio de 1927, cuando Luz Elisa Borja Martínez, a los veintitrés años de edad, traspasó el confín de su corta vida e ingresó en los dominios eternales.
En el cementerio de Riobamba, su cuna, se yergue un mausoleo dedicado a su memoria, donde reposan sus humanos despojos.
Se diluyeron pronto los días de su existencia, proyectando, en cambio, un reguero de luz que recorre el espacio, viaja hacia los tiempos futuros y pregona la valía de su nombre, el recuerdo de sus dones y el prodigio de su numen.
Cuando se creía que el primer libro de la poetisa Cofre romántico guardaba todo el producto de su pluma, aparecieron numerosos versos inéditos, suficientes para formar un nuevo tomo, unidos a sus prosas también desconocidas.
Pero después de ocho años de su muerte y seis desde la impresión de la obra antes mencionada, es difícil por no decir imposible la tarea de recoger los renglones dispersos, olvidados y perdidos. Nuestro ambiente es frígido, hostil, desapacible, y no hay aliciente para realizar una empresa intelectual: se echa más tierra encima de una fosa, se marchitan las flores sin que haya quien las reemplace con otras frescas, se apagan intencionalmente las antorchas que iluminan y embellecen el intelecto, buscando las tinieblas destructoras...