Descripción:
Una vez pensé: desde 1605, fecha en que se publicó El Quijote, cuando Cervantes, fatigando el genio del idioma, hizo pasar el castellano, luciendo sus mejores galas, ante la asombrada literatura del mundo de aquella época y de los siglos posteriores; revisó las ciencias entonces conocidas, haciendo que el sentido común floreciera en los labios de Sancho, entre donosuras de simplicidad sublime.
Digo, desde 1605 hasta esta parte han transcurrido casi 350 años, y en este largo lapso, si don Quijote nada ha tenido que añadir a sus proezas de caballero, y si tal vez el río del idioma, cundido de gusanapos, ha sufrido mortales enturbiamientos, el pueblo ha creado un sinnúmero de refranes, locuciones, modos adverbiales, frases proverbiales, que están esperando, si no un nuevo Cervantes que eso fuera pedir leche a las cabrillas, siquiera uno como Sancho que supiera reunirlos y mostrarlos en obra digna de ser leída y recordada.