Descripción:
Colombia principesca por sus letras, vibrante por su lira, ágil por sus concepciones ha sido un privilegiado vergel de la novela, en el que la galanura y el aroma pictórico han purificado la atmósfera, alejando el mal gusto y la incorrección del lenguaje.
En la atrayente y embalsamada fronda, no han faltado manos femeninas que han ido a recoger sus más hermosas flores. Orgullo de cualquier antología serían los claros nombres de doña Josefa Acebedo Gómez, cuentista de relieve; de la brillante escritora doña Soledad Acosta de Samper, periodista, mujer docente y alada, digna compañera del inagotable José María Samper, la que dejara honda huella de su genio en Los Piratas de Cartagena; de Waldina Dávila de Ponce, que transparenta la vida bogotana; de la poetisa doña Blanca Isaza de Jaramillo Meza, que en sus cuentos sutilmente nos transmite las tristezas de la montaña; de Matilde Ocampo de Sánchez, que desde Manizales moraliza a la mujer en novelas que engrandecen el hogar.