Descripción:
Forman estas Congregaciones una tama flotilla y de singular belleza dentro del magnífico y frondoso árbol de las Congregaciones Marianas, fundadas por la Compañía de Jesús para los jóvenes de sus colegios y universidades. Cuán lozanos y cuán opimos frutos ha dado ese árbol, tan esbelto como fecundo, lo atestiguan innumerables historiadores y, principalmente, los Romanos Pontífices, que lo han enriquecido con celestiales tesoros y, en repetidas ocasiones, lo han llenado de elogios y recomendaciones.
La juventud femenina no pudo avenirse con que esas Congregaciones no fuesen también para ella; y tanto pidió y tanto suplicó, que la Iglesia y los PP. Jesuitas, accediendo a su demanda, fundaron en su favor la sección que generalmente se ha denominado de Hijas de María, con derecho a todos los privilegios y gracias que estaban concedidas a las Congregaciones de jóvenes, a cuyo único centro, en Roma, había de incorporarse.