En San Andrés de Tumaco, territorio étnico ubicado en la costa pacífica nariñense, las personas Maricas-OSIGED1 – LGBTIQ+2, vienen ocupando espacios de victimización sistemática, representado como marcas de violencias institucionales estructurales, anclado a violencias cotidianas socialmente legitimadas, que agravan los círculos de violencia que afectan a este sector poblacional; aún más al reconocerse como personas étnicas desde lo negro/afrodescendencia e indígena. Estas marcas de violencias se instauran en las cotidianidades de este sector poblacional, siendo sujetos de victimización en los hogares, escuelas, espacios comunitarios, institucionales y espacios públicos, que se acentúa con mayor poder en territorios con presencia de actores armados. Este panorama demanda de una respuesta estatal que atienda de forma integral desde la universalidad de los derechos humanos las necesidades de derechos de este sector poblacional, más allá del reconocimiento.