A los caballeros, señoras y jóvenes de la hermosa Guayaquil. En este día clásico en que se conmemora vuestra libertad, independencia y autonomía, grato me es dedicaros con respeto, la presente lectura como una débil prueba de mi sincero aprecio. Pobre es la ofrenda: - ella abunda tan sólo en ideas y sentimientos; las ideas nacen del alma, los sentimientos del corazón; ambos os pertenecen, como vuestro compatriora y admirador.