Descripción:
Para hablar de lo que nos conviene, no nos mordemos la lengua. Desde el arrabal donde ejercita la memoria para espantar el olvido y donde la eternidad le sueña, Simón Espinosa ha comentado sobre el temor de algunos periodistas paralizados ante la presencia imponente de la lengua madre. Pero por paradójico que parezca, ningún periodista puede darse el lujo de no expresar, pues cuando no escribe o habla, renuncia a su profesión. Como en una tragedia griega, su trabajo es ese, servir se de la madre a la que teme.