Descripción:
Una información sobre las maravillas de los reproductores digitales, bautizados DVD, que se anuncian –y esto es lo determinante- como el sucesor del vídeo doméstico, me hizo recordar ciertas afirmaciones, realizadas hace varios años, por parte de un profesional experimentado de la comunicación audiovisual, a propósito de la capacidad de copiar nuestras cintas de vídeo. Mostraba este señor, señor profesor, su extrañeza por el hecho de que la industria electrónica hubiese comercializado aparatos y cintas de vídeo capaces de grabar. Esto ponía en manos de la gente el inmenso poder de copiar a su libre albedrío directamente programas de televisión y el contenido de otras cintas de vídeo, al margen de que estuvieran o no protegidas por la Ley (Copyright).