Al descender del puesto que fui llamado á desempeñar, hace siete meses, por un acto de honrosa confianza del Jefe de la República, tengo la satisfacción de cumplir con el deber que, en su artículo 83, me impone nuestra carta fundamental, dé daros cuenta del estado de los diversos ramos correspondientes á la Secretaría de mi cargo en el último año económico, y de indicaros la? reformas que la esperiencia haya hecho conocer necesita su mejor administración. Pero que, ántes de verificarlo, me sea permitido descorrer á vuestra vista el cuadro lúgubre y desesperante que presentaba la Hacienda nacional al tiempo en que se encargó del mando de la República el Majistrado Supremo cuyo período termina, y haceros notar la diferencia que existe entre aquella y la presente época.