Descripción:
En el prólogo a su Gramática Castellana, Antonio de Nebrija señala, con irreversible mentalidad de conquistador, que a los pueblos bárbaros y a las naciones de lenguas extrañas que España va a someter, habrá que imponer unas leyes y una lengua. Y añade: "Siempre la lengua fue compañera del imperio". La visión de Nebrija es profética: España va a ser la primera potencia que cruza el mar con el afán expreso de conquistar, o sea de establecer, "en las naciones de lenguas extrañas", su cultura. A ello suelen contribuir, con diversa eficacia, los ejércitos, pero estos necesitan imponer ciertas manifestaciones "espirituales" llevadas con las armas, comenzando por la lengua, a los vencidos para que estos acepten lo que en términos contemporáneos llamaríamos la ocupación.