Descripción:
Partamos de algo evidente: la práctica inexistencia de lo sexual y lo erótico genuino, valedero, de algún modo rico, al margen de los fenómenos sociales y vitales. Lo contrario solo es concebible como un premeditado y desmedido esfuerzo de aislamiento o abstracción conducente a un empobrecimiento tendencioso, manipulador o falso. Ahora bien, ¿pudiéramos establecer un límite preciso -al menos dentro de nuestros marcos culturales específicos entre el erotismo y la pornografía?, ¿delimitar una gama de fenómenos, recepciones o reacciones humanas capaces de marcar fronteras visibles entre ambos? Creemos que sí, y en ello juegan su función los conceptos de velamiento, insinuaciones, distanciamientos y "otredades" manejados por antiguos y modernos analistas.