Descripción:
EI animal humano, compulsivo consumidor de tecnologías y consecuentemente compulsivo producto de las tecnologías, ha transitado, a lo largo de sus historias, por un múltiple escenario en el que los libretos han sido escritos y abandonados antes de concluirlos. Es que este animal charlatán se caracteriza por transformar al universo que habita y por lo tanto así mismo, en un texto a interpretar en una suerte de hermenéutica siempre inconclusa. Si todo animal es en definitiva tecnológico (ya que se relaciona con su territorio a partir de una tékhnee específica destinada a la sobrevivencia), el humano lo es aún más desde que su experiencia vital se define a partir de un despliegue tecnológico múltiple y en permanente cambio. Constantemente inaugura nuevas formas de relacionamiento técnico y desecha otras. De este modo produce los territorios por los que transita y (esto es fundamental) a los habitantes de los territorios así construidos (es decir, a sí mismo). Tal vez su tecnología específica sea la palabra, esa curiosa obsesión por nominar las cosas y, al hacerlo, crearlas como tales a través de un proceso de sobre codificación que se desprende a partir del ejercicio de un orden lingüístico particular. Así, el animal charlatán más que hablar es hablado por una tecnología que va mucho más allá de lo que a primera vista se percibe como un inocente vehículo de la comunicación.