Descripción:
La crisis económica generaliza la inseguridad social y económica, contribuye a reducir los mecanismos de representación, a limitar los espacios de solución de los conflictos, a mercantilizar las relaciones sociales y a restringir las manifestaciones culturales de los ciudadanos. De allí que la restricción del origen y fuente de la ciudadanía lleve al incremento de la violencia urbana e inseguridad ciudadana, y a la reducción de la calidad de vida de la población. La violencia urbana tiene un rostro con una geografía delictiva que en el centro es distinta a la periferia; una cronología diferenciada por meses, días y hora; una sociedad que le afecta por grupos sociales según clase, género y edad; una utilización de medios diversos de armas blancas o de fuego; una forma cultural lúdica en la que el alcohol y las drogas juegan un papel central; unas motivaciones de la más variada índole.