En enero de 1990 se produjo, en la zona de La Josefina cercana a la ciudad de Cuenca, en Ecuador, un deslave que provocó un gigantesco embalse. A pesar de que el desenlace demoró casi un mes en producirse el deslizamiento del cerro Tamuga sobre los cauces de os ríos Cuenca y Jadán produjo un impacto muy peculiar en la naturaleza y en sus habitantes y constituyó un desafío para los medios de comunicación El deslizamiento en La Josefina permite plantear algunas hipótesis sobre el papel de los medios en estos casos. El principal problema para los periodistas consistió por un lado en la duración de la fase aguda de la crisis. La ruptura del dique se produjo recién 33 días después del deslizamiento del cerro. Durante todo ese tiempo se requirió de la presencia permanente de personal de los medios de comunicación en el lugar y bajo condiciones muy precarias.