Descripción:
Cada cierto tiempo surge un debate acerca de la capacidad para renovar el periodismo de las empresas de comunicación y de los avances tecnológicos. A comienzos de los años 90, por ejemplo, la incorporación masiva de los ordenadores transformó las estructuras de las redacciones y propició el abaratamiento de los costes de producción y mayor flexibilidad en la elaboración de los diarios y de las noticias televisivas. A finales de esa década, Internet volvió a trastocar el ecosistema mediático, con la irrupción de nuevos actores, así como las posibilidades de documentación, actualización, narrativa multimedia e interactividad que aporta la red. De este modo, cristalizó una tendencia originada en los ámbitos de la ingeniería y de la informática: la convergencia, que no dejó a nadie indiferente. Tecnófobos y tecnófilos, periodistas y empresarios, plumillas y técnicos... todos se posicionaron a favor o en contra de esta estrategia, que irrumpía con fuerza en el horizonte de las empresas de comunicación, ya que, según avezados observadores, "transformaría radicalmente la forma de elaborar y distribuir los contenidos".