Descripción:
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero sabía qué significaba hacer política contra una televisión pública partidista y manejada como una potente maquinaria de propaganda. Los excesos de ese modelo de los medios públicos tuvieron gran parte de la culpa del vuelco electoral en España, tras los sangrientos atentados del 11de marzo de 2004, cuando los terroristas islamistas acabaron con la vida de 191 personas.
Nada más ganar las elecciones, el nuevo presidente fijó como uno de sus grandes retos la reforma de la radiotelevisión pública, de la estatal, porque en España existen además radiodifusoras y televisaras de los gobiernos autonómicos, que funcionan con el mismo modelo grandioso y funcionarial de Radio Televisión Española (RTVE), pero a escala regional. Para conseguir su objetivo, Zapatero formó una comisión de notables, luego llamada de sabios para redatar un informe sobre el nuevo modelo de comunicación estatal. El recién elegido presidente aseguró que respetaría los designios de los sabios y fijó sus objetivos: “garantizar la independencia, respetar el pluralismo político y social, el ejor cumplimiento de su función de servicio público y la extensión de los valores cívicos y democráticos”.