Los avances tecnológicos, de comunicación, económicos, como resultado del fenómeno de la globalización han propiciado un cambio en la visión estadocéntrica de la seguridad. La multiplicidad de amenazas conlleva a adoptar nuevas estrategias por parte de los Estados para limitar sus efectos. Los espacios fronterizos no escapan a las nuevas configuraciones, sino más bien son el reflejo de la interdependencia existente en el Sistema Internacional. Estos se evidencian mediante los flujos migratorios, el transnacionalismo, la cooperación en el mercado económico global etc. Sin embargo, también implica la proliferación de actores, en espacios que de por sí han sido siempre relegados por los gobiernos centrales.