Descripción:
Desde la llegada de la democracia en 1983 con la presidencia de Raúl Alfonsín, nunca se había visto tal grado de sujeción de los medios -especialmente gráficos y televisivos-hacia un gobierno. El panorama es claro. El presidente Néstor Kirchner tiene una estrategia rotunda: basar su mandato en la concentración de poder. Y aquí la prensa no podía quedar afuera. Un ejemplo relevante: la publicidad oficial destinada a difundir actos gubernamentales, y clave para la subsistencia económica de los medios-es manejada por el gobierno de un modo arbitrario; aquellos medios "amigos" reciben una cuantiosa cantidad de dinero a través de la publicidad oficial. En tanto, los llamados medios críticos son "castigados" en esta repartición.