Descripción:
Las mujeres no somos sujetos de información a pesar de nuestro importante paso por la historia. En México se nos recuerda como Adelitas (legendaria mujer de la época de La Revolución, cuya característica era su incursión en la guerra de principios de siglo con el único motivo de seguir a “su hombre”), pero no se nos reconoce como incansables luchadoras políticas y sociales, por ejemplo. Se nos reconoce como una fuerza viva en las bases de los partidos políticos y movimientos urbano populares, pero se devalúa nuestra opinión cuando ejercemos cargos de elección popular o lideramos empresas o movimientos. Se nos reconoce la mayoría numérica en el padrón electoral y en la estadística poblacional, pero se minimizan nuestros reclamos de equidad y democracia. Se nos venera como madres de la otra mitad de la población, pero se subresgistran nuestras muertes por parto, por aborto clandestino, por desnutrición, por pobreza.