La libertad de expresión en Haití, no es un regalo de los militares o paramilitares haitianos, a la salida de Duvalier el 7 de febrero de 1986, sino que ha sido conquistada mediante la lucha. Por eso, es triste constatar que en la semana de la prensa, en junio pasado, los periodistas no la defendieron. También es triste ver la despreocupación con la cual una buena parte aceptó, después del golpe de estado, los comunicados amenazadores de los ministros de tacto de información y del interior. Dos actitudes se destacaron en la gran prensa o prensa establecida después del golpe militar del 30 de septiembre de 1991. Algunos medios cerraron inmediatamente sus puertas, porque fueron seriamente dañados o porque estimaron que no podían adaptarse a la nueva coyuntura marcada por la ciega represión política y la negación de toda justicia. Este silencio total de una buena parte de la prensa cotidiana luego del golpe, junto a la difusión de verdades a medias por los medios que continúan funcionando, reforzó los circuitos de comunicación alternativos.