La incorporación de Chile a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (en adelante OCDE) determinó nuevos estándares internacionales para la elaboración de las políticas públicas. Éstos fueron asumidos por diferentes sectores de política, siendo la política energética una de las más influenciadas, la que posteriormente consignó nuevos objetivos. Antes de la incorporación de Chile a la OCDE, la Agencia Internacional de Energía realizó una serie de recomendaciones, en las que enfatizó que se debía seguir profundizando en el fomento de las Energías Renovables No Convencionales (en adelante ERNC).