Descripción:
El 22 de abril es una fecha dolorosa en la memoria colectiva de Guadalajara. Ese día estalló una serpiente de destrucción que arrancó los sueños, los esfuerzos y las certezas cotidianas de toda una vida. En el barrio de Analco que es tan viejo como la ciudad, miles de tapatíos vivían -incrédulos- el horror y el dolor de rescatar a sus muertos, sus heridos y las pocas cosas que la explosión no destruyó. Muchos gritaban que era el fin del mundo. Entre los escombros vi crucifijos retorcidos, una fotografía de familia, un zapato, un viejo sweter, un juguete y un cuaderno con caligrafía infantil. Estos objetos se convertían en tesoros que conectaban el presente con un pasado brutalmente arrancado.