La investigación se propuso analizar el proceso de sacralización en torno a la figura de Hugo Chávez Frías, para comprender las distintas formas de vínculo que establecen sectores populares urbanos con muertos considerados excepcionales por la gente. En este sentido, consideramos que el enfoque etnográfico es el que mejor resulta para comprender las maneras en que devotos/solicitantes se vinculan con entidades consideradas sagradas, más allá de posiciones que ven estas formas de religiosidad en sectores populares como una práctica de resistencia o como el resultado de la mera manipulación propagandística por parte del Estado. Para ello practiqué durante cuatro meses (diciembre 2017-marzo 2018) la convivencia extendida con habitantes de la parroquia 23 de enero, en la ciudad de Caracas, lugar donde se construyó una capilla consagrada a San Hugo Chávez del 23. Me apoyé en realización de entrevistas en profundidad, abiertas y recurrentes, y la observación con registro sistemático de campo. Dentro de las conclusiones más relevantes tenemos que Hugo Chávez es una entidad polisémica. Algunos creyentes lo consideran un enviado divino, pero no rinde cuentas a una instancia trascendente porque es un ser vergatario. Para mujeres con trayectoria católica es un santo como cualquier otro, mientras que, para algunos militantes, nada tiene que ver con la religión, pero es un muerto poderoso que opera en el mundo de los vivos. Estas formas de vínculo evidenciaron que estamos frente a un culto cuyas relaciones se rigen de forma similar a la sociabilidad común, entre sujetos, sin la lejanía fabricada por la modernidad entre los hombres y seres sagrados. The research proposed to analyze the process of sacralization around the figure of Hugo Chávez Frías, to understand the different forms of link established by urban popular sectors with dead considered exceptional by the people. In this sense, we consider that the ethnographic approach is the best one to understand the ways in which devotees link with entities considered sacred, beyond positions that see these forms of religiosity in popular sectors as a practice of resistance or as the result of mere propaganda manipulation by the State. For this purpose I practiced for four months (December 2017-March 2018) the extended cohabitation with inhabitants of the neighborhood January 23, in the city of Caracas, place where a chapel consecrated to San Hugo Chávez del 23 was built. I relied on conducting in-depth, open and recurrent interviews, and observation with systematic field registration. Among the most relevant conclusions we have that Hugo Chávez is a polysemic entity. Some believers consider him a divine envoy, but he does not report to a transcendent instance because he is a vergatario. For women with a Catholic background, it is a saint like any other, while, for some militants, it has nothing to do with religion, but it is a powerful death that operates in the world of the living. These forms of linkage showed that we are dealing with a cult whose relations are governed in a similar way to common sociability, between subjects, without the distance manufactured by modernity between men and sacred beings.