No pudiendo concurrir personalmente a esa Capital, para resignar ante vosotros la autoridad que me confiaron los pueblos de esta Provincia, lo hago por medio del señor don Gregorio Icaza, que he nombrado Delegado para desempeñar esa importante comisión, y presentaros este Mensaje, en el que os doy cuenta de mis actos oficiales durante mi corta administración. Me permitiréis desde luego que os congratule por la distinguida confianza que os han hecho los pueblos, para que representándolos en esa augusta Asamblea, afiancéis las instituciones republicanas y reparéis en lo posible los inmensos males que causó a la República la ominosa dictadura.