Descripción:
La ética del cuidado es una contribución muy significativa del feminismo en el campo de la bioética, y admite muchas versiones que entienden el cuidado de modo diverso y acentúan aspectos diferentes. Carol Gilligan es una de las iniciadoras de este pensamiento. A partir de la escucha de la voz de las niñas y mujeres en su actividad profesional como psicóloga descubre el itinerario propio de algunas mujeres en la elaboración del juicio moral. A partir de esta experiencia y recurriendo a textos literarios de diversas épocas propone un nuevo marco conceptual, en el que el amor es la meta de madurez, tanto de mujeres como de varones, y es la fuerza y la originalidad que posibilita derribar la estructura jerárquica subyacente en las distintas culturas para instaurar la democracia como amor entre iguales. Esta madurez supone tanto el cuidado por la propia persona y de las que están en relación con ella, como el reconocimiento de la propia verdad y de la realidad, bajo el imperativo de la responsabilidad, todo lo cual supone como requisito sine qua non la confianza interpersonal.
Dicha confianza es también uno de los pilares fundamentales del ámbito de la salud pública, y uno de los que más ha sido dañado como fruto de distintos factores propios de la pandemia del covid 19, incluidos los provenientes de la gestión de la salud pública. Esto, junto a otros factores tales como las teorías conspirativas de diverso tipo, hace que muchas personas se resistan a recibir la vacuna que los salvaría de la enfermedad o incluso de la muerte. Una mirada atenta puede descubrir, por otro lado, en la práctica de mujeres concretas, la empatía y la capacidad de restaurar dicha confianza fundante de las relaciones, escuchando sus interrogantes y necesidades, abriendo espacios de diálogo que tengan en cuenta especialmente el campo de los sentimientos y mostrando la conveniencia de las disposiciones de la Salud Pública para el bien común, especialmente de la vacunación.