Descripción:
En Cuba han tenido lugar una serie de actualizaciones al modelo económico socialista, las cuales sentaron las bases para el desarrollo de un nuevo tipo de cooperativismo, que se sumaría al cooperativismo agropecuario ya existente. En el año 2012 se promulga por primera vez desde inicios de la Revolución una normativa relativa a las cooperativas no agropecuarias, dando lugar a un nuevo tipo de cooperativismo que permitió un nuevo impulso al desarrollo económico y social del país y se transformó en un fenómeno particular y novedoso de inducción desde el Estado. Si bien existieron grupos de personas que por iniciativa propia presentaron proyectos para formar cooperativas, también el Estado ha tomado experimentalmente un grupo de unidades que prestaban servicios desde el sector estatal para formar las llamadas “cooperativas inducidas”, modificando su forma de propiedad y con ello, su modelo de gestión. La presente investigación analiza este proceso de inducción centrándose en el
caso de la Cooperativa Reconstructora de Vehículos (CRV), la cual ha sido una de las primeras en adquirir
esta forma. Para ello, las representaciones sociales de los actores miembros de la empresa cooperativa sirven como base para comprender los cambios que ha generado esta nueva política, así como analizar la forma en que ello se inserta en la actualización del modelo socialista cubano.