La expansión urbana descontrolada ha provocado una serie de fenómenos sociales y ambientales que han llevado a los gobiernos a focalizarse en respuestas de política. Estas se han orientado a mitigar el cambio climático, considerando que gran porcentaje de la población vive en áreas urbanas y zonas periféricas con alto riesgo climático. En tanto, las ciudades se tornan en un punto central en temas de consumos de recursos y generación de gases de efecto invernadero, siendo de suma importancia que los gobernantes busquen la manera de proteger a estas poblaciones y a los sistemas económicos y financieros de los impactos generados por el cambio climático, debiendo gestionar políticas frente al cambio climático.