La presente investigación fue formulada para analizar el conflicto social de Chile acontecido el año 2019, denominado generalmente como “el estallido social chileno” desde el enfoque del desarrollo humano. Este esfuerzo investigativo se realiza dado que la crisis social de este país ha generado un particular intereses puesto que se gestó en una nación que era utilizada recurrentemente cómo un modelo a seguir en términos de crecimiento económico y desarrollo humano dado sus buenos resultados que la posicionan cómo líder en la región latinoamericana y caribeña en diversos índices y rankings que miden estas dimensiones. Sin embargo, cómo se desarrollará más adelante, estas positivas cifras macroeconómicas y en índices numéricos no reflejan necesariamente cómo es la calidad de vida de la población chilena. Lo anterior genera una paradoja, o distancia, entre datos interesantes de analizar dado que en ellos subyacen elementos para sumar a una de las críticas más relevantes del paradigma del desarrollo humano que nos dice que el crecimiento por sí solo no es suficiente para resolver las necesidades de poblaciones de las naciones. Mediante se avance en la presentación de los resultados la variable del modelo chileno que más destacará cómo expresión de sus deficiencias es su marcada desigualdad. Esta condicionante, entendida y presentada de diversas formas, género las principales condiciones que se fueron acumulando en forma de descontento en la ciudadanía chilena lo que terminó concluyendo en el desarrollo de esta crisis. También se verá cómo se suma a esta variable catalizadora la crisis de las instituciones y la democracia chilena. Finalmente, se argumentará cómo en los resultados del análisis de algunos de los factores que se vinculan a esta crisis puede verse un espaldarazo para las principales teorías del desarrollo humano, dado que es claro que Chile, pese a todos sus avances que cubren las necesidades básicas de la población, su sistema no permite que sus habitantes puedan ejercer plenamente sus derechos.