Con un título análogo al del presente libro, escribió otro hace cerca de cuarenta años en el Uruguay, su patria el ilustre propagandista y pensador don José Pedro Varela. No es que yo trate de emular, con la publicación de estas líneas, las glorias del insigne reformador de la enseñanza en la República Oriental; sino que el Ecuador, como otros países que se le han adelantado en el camino de la reforma pedagógica de su educación, necesita saber a punto fijo cuáles son sus necesidades actuales, cuáles sus deficiencias y cuál el camino seguro y recto que ha de tomar para llegar a incrementar y desarrollar, de manera definitiva, un plan educativo que se armonice con el espíritu y la mentalidad de su pueblo. Permitiéndole escoger entre los diversos sistemas, no el que sea mejor por sus excelencias intrínsecas, sino aquel que de mejor manera eduque al pueblo y lo prepare para la vida cívica y la lucha por la existencia. En los últimos tiempos, y a la sombra de gobiernos que han tratado de impulsar la instrucción pública, algunos de los más eminentes políticos, muchos periodistas, pensadores e intelectuales del país se han dado a pensar y a discurrir sobre los medios que se pondrán en juego para llevar a cabo su regeneración, proponiéndose multitud de planes, leyes y reformas. Algunas de estas propuestas han sido consideradas como demasiado avanzadas para el actual estado del país, por cuanto el progreso no se hace por saltos.