Descripción:
Dominados aún por la profunda emoción que en nosotros debía causar la consagración episcopal, nuestro más vivo deseo, como Pastor y Prelado vuestro, es ahora el de dirigirnos a vosotros y, como en íntima comunicación de padre con sus hijos, derramar en vuestras almas los múltiples sentimientos que rebosan del nuestro.
Aún estamos sobrecogidos de santo temor y celestial consuelo al ver realizados en nosotros los misteriosos e inescrutables designios de la Providencia Divina, que, no obstante nuestra incapacidad y a pesar de nuestra verdadera indignidad, ha querido levantarnos del fango de nuestra miseria y hacernos sentar entre los príncipes de su pueblo: De stercore erigens pauperem, ut collocet eum cum principibus populi sui (*).