Descripción:
Al volver a dirigirnos a vosotros, después de un mes pasado en nuestra ciudad episcopal, rodeados por el respeto y el afecto filial de este católico pueblo, y estando ya a punto de comenzar la Santa Cuaresma, nos hemos preguntado delante de Dios sobre qué os hablaríamos.
Si cediésemos tan solo al impulso de nuestro corazón, no nos cansaríamos de manifestaros aún nuestra gratitud y amor de padre; mas, como tal precisamente, comprendemos que, ante todo, hemos de buscar el mayor bien de vuestras almas, así como lo buscó nuestro Divino Salvador desde el comienzo de su vida pública, al prepararse de cerca para el sacrificio supremo.