Descripción:
La economía ecuatoriana durante la década de los ochenta, al igual que la mayoría de países de América Latina, se ha caracterizado por la presencia de fuertes distorsiones, tanto internas como externas. En el orden interno una caída persistente de la demanda agregada provocada por una reducción permanente de los salarios reales, hecho que a su vez implicó la reducción de la utilización de la capacidad instalada, desempleo creciente, mayor inflación. De otra parte, la restricción que impuso el servicio de la deuda ha incidido fuertemente en el financiamiento de las actividades productivas. Todo lo anterior ha devenido en una situación de desequilibrio de los principales agregados macroeconómicos.