Pensar como hombre de acción y luego actuar como hombre de pensamiento: éste es, para Bergson, el ideal al que deben tender las aspiraciones humanas. Remigio Crespo Toral comparte la idea del filósofo francés, la preconiza incesantemente y, sobre todo, la lleva a la práctica, pues no deja en ningún momento de ejercer el apostolado de la palabra y la pluma, sin descuidar por eso el programa de ejecución de realidades tangibles: inspirador o gerente de empresas comerciales, agricultor en vasta escala, industrial, propulsor infatigable del progreso local, jurisconsulto, diplomático, profesor universitario, periodista, legislador, historiógrafo, autor de numerosos libros en prosa y verso, de distintas materias y en los géneros más variados, nada rehuye, todo lo toma sobre sí, desempeñándolo a medida de sus extraordinarias facultades y con plena adecuación al medio en que se mueve.