Descripción:
A pesar del importante avance que América Latina ha presentado en sus indicadores económicos durante los últimos años, la persistencia de la pobreza rural confirma el hecho de que la región posee el más alto grado de desigualdad en el mundo. Mientras el concepto de reforma agraria que predominó en el siglo XX se concentró solamente en la tenencia de la tierra, planteándose como sinónimo del fin del latifundio, en las últimas décadas se ha venido revalorizando el papel de la agricultura campesina y de los pescadores artesanales en la seguridad alimentaria de la región, haciendo hincapié en la importancia de asegurar su acceso a recursos naturales (tierra, agua, bosques) y productivos (financiamiento, conocimiento, tecnología) en los sistemas alimentarios nacionales.