Description:
No, lo que es el amor no me ciega hasta el punto de conformarme con ser la esposa de un aprendiz de boticario. Mira, Oberón, tú insistes una y otra vez en que te diga que sí, que me case contigo y que vivamos juntitos. ¡Bien! Todo eso suena muy bonito, lo reconozco, pero con una sola condición, chiquirritín del alma: que cuelgues los libros de farmacia y no vuelvas a pisar la botica. Sabes que no hay por dónde aguantarte de lo cochino y hediondo. ¿Cierto que no soy exigente? ¡Cómo apestas a ruibarbo y asafétida! ¡Dios mío, qué olor a ungüentos y pomadas! Te digo que no sirves para marido con esas hediondeces que me revuelven las entrañas. ¡Imposible! Tu amor me dejaría el estómago destrozado y, ya ves tú, un amor con náuseas es mil veces más repugnante que una dosis de ipecacuana.