Descripción:
Buscando mejorar los resultados entregados por el gobierno a la ciudadanía, a partir de los años ochenta se comenzaron a implementar reformas para modernizar la gestión pública. El paradigma dominante en este proceso fue la llamada Nueva Gestión Pública, que combina elementos de la teoría de la elección pública y el gerencialismo. Dos décadas después, hemos sido testigos de las consecuencias no deseadas que estas reformas produjeron: un gobierno más fragmentado y con menor capacidad de respuesta. Chile, no ha estado ajeno a estas tendencias y en la actualidad también ha sido afectado por las consecuencias no buscadas de las reformas: el sistema de evaluación del desempeño implementado en el país no se ha traducido en una mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos. Debido a esto, investigadores y personeros del gobierno han señalado la necesidad de implementar nuevas reformas que permitan corregir los errores, tomando como referencia el enfoque de gobierno conjunto que ha surgido en países desarrollados.