Descripción:
Los treinta años de neoliberalismo nos dejaron empobrecimiento, deterioro ambiental, mayor desigualdad social y fragilidad de la institucionalidad pública; además, nos heredaron varios paradigmas que los debemos superar, entre ellos (a) que el mercado es el mejor asignador de recursos y que, por tanto, el libre comercio es la panacea para el desarrollo; (b) que el Estado es ineficiente, corrupto, ineficaz, de tal modo que es necesario reducir al máximo su presencia en la sociedad; (c) que la democracia no es más que el ejercicio del sufragio y la gobernabilidad.
En este artículo me referiré sucintamente a los dos primeros paradigmas neoliberales y abordaré
más ampliamente el tercero, proponiendo un camino postneoliberal para la democracia sobre la
base de la participación social.